Bitácora Estelar

El pasado fin de semana salí al jardín con el telescopio. Primero monté el pequeño cassegrain e hice las fotos de Júpiter y la Luna que ya os mostré pero, a partir de ahí, nada salió bien. Decidí cambiar de tubo para hacer alguna foto con el 150/750 y entre las prisas, el cambio de tubo, lo poco que quedaba de batería y demás... bueno, que fue todo saliendo mal. Hoy me he dedicado a procesar las fotos que hice y son bastante salvables.

La primera es de M27, la nebulosa dumbell. Me costó enfocar y centrar la nebulosa pero al final lo conseguí. Me puse a disparar y... zas... patadita al trípode. Borré la foto, volví a centrar y comenzamos otra vez. Esto sería normal, pero ahí no termina todo. De repente, el velcro que sujeta al disparador se suelta y pega un tirón a la cámara. Bueno, tranquilidad, solo se ha movido un poco el enfoque. Prefiero dejarlo como está y seguir con las fotos pero cuando termino... el encuadre también ha fallado... ¡un poco más y me quedo sin nebulosa!

Después de todo, la foto no está tan mal, aunque no consigo sacarle los tonos rojos tan característicos.

Dejo a la pobre dumbell y voy a fotografiar algún cúmulo sencillo. ¡Tengo una idea! Os voy a enseñar NGC 457, o lo que es lo mismo, el cúmulo del ET. Es un pequeño cúmulo abierto situado en la constelación de Casiopea, cuya imagen recuerda a ese pequeño y entrañable extraterrestre. Las dos estrellas más brillantes representarían los ojos, el conglomerado de estrellas el cuerpecito y, curiosamente, el cúmulo se expande como si fueran sus brazos. Es muy curioso verlo a través del telescopio. ¿Lo veis?

Y es que en la astronomía hay noches que se tuercen y no consigues nada de lo que esperabas y hay noches que desearías que no terminaran. Sin embargo, siempre hay que intentar sacar algo de donde parece imposible. Muchas veces te llevas una grata sorpresa.