Bitácora Estelar

¿El objetivo de la noche? Ver el cometa Lulin y Saturno, que se encontrarían muy juntos, a unos 2º de distancia. Como ambos salían algo tarde mientras miré las Pléyades (M45), las Hyades, la nebulosa de Orión (M42), un cúmulo abierto en Canis Major (M41) y alguna que otra estrella doble (Polaris, Cástor...). A pesar de que M42 ya estamos muy acostumbrados a verla, llevaba tanto tiempo sin observar que me quedé sobrecogido con la imagen. Además, me propuse encontrar las galaxias de la Osa Mayor, que se aparecen muy próximas y caben en el mismo campo del ocular (M81 y M82). Las galaxias son los objetos que más se ven afectados por la contaminación lumínica por lo que no tenía mucha esperanza de encontrarlas o simplemente reconocerlas. Para mi sorpresa, en unos pocos segundos las encontré. El primer paso rápido por encima ya dejaba ver sin problema dos "nebulosidades": una más alargada y la otra más circular. Ambas galaxias se veían bien (sí sí, verlas. Nada de "intuirlas"), cosa que me sorprendió gratamente. Al encontrarlas no pude resistir la emoción y aparte la vista para dar unos brincos mientras reía (vaya espectáculo tengo que ser visto desde fuera...).

Pero ahora a lo que íbamos: A eso de las 22.00 Saturno apareció por encima de los tejados de los vecinos y me dispuse a observarlo. Primero, prismáticos en mano, observé Saturno el cometa Lulin en el mismo campo. Lulin aparecía como una nebulosidad blancuzca sin cola aparente pero bastante extenso. Se reconocía sin dificultad. Después de esto, con el telescopio enfoqué el gigante gaseoso y pude contemplar estupefacto sus anillos de canto. Esta perspectiva sólo nos es ofrecida por el planeta cada varios años y es ahora cuando se pueden ver tránsitos de sus satélites por delante y por detrás del planeta. A su lado aparecían al menos dos lunas, de las que reconocí a Titán. La mejor imagen la ofrecía mi nuevo Vixen LV5 aunque la turbulencia atmosférica desvirtuaba la imagen y no dejaba superar con un mínimo de calidad los 150x. Un poco más abajo y sin dificultad se encontraba el cometa. Con el telescopio aparecía más brillante pero no se dejaba ver color alguno ni cola.

Es el primer cometa que veo en mi vida y, aunque no es de los más espectaculares, he quedado satisfecho con la observación. Por otro lado, Saturno es una preciosidad tanto con anillos como sin anillos.